Por: Manuel Retamal Jara
Mario Marcel, Jeannette Jara y Juan Antonio Coloma son figuras clave en los cambios al proyecto original de reforma de pensiones presentado en noviembre de 2022. La familia Paulmann, Luksic, Matte y Angelini mantienen silencio, conscientes de que la reforma beneficiará sus intereses, ya que la separación de la industria, el bono tabla, el aporte reembolsable y el aumento marginal de pensiones de igual forma incrementarán el flujo de capitales con o sin AFPs, y con o sin nuevos órganos públicos o privados en la administración e inversión de los fondos de los trabajadores chilenos.
En resumen, y según el avance de las negociaciones, el modelo de capitalización y ahorro forzado con inyección de capitales en la banca, bonos de deuda y el mercado de capitales se mantiene, pero con nuevos actores.
Técnicamente, se espera un acuerdo total o parcial; en ambos escenarios, Chile y sus trabajadores pierden. Aunque hay espacio para últimas indicaciones, el gobierno ha renunciado a las cuentas nacionales de la reforma original, que no respondía a un modelo intergeneracional y se distanciaba de las propuestas de la OIT en seguridad social. Por otro lado, de la cotización adicional del 6% con cargo al empleador, la derecha estaría asegurando al menos un 4% a capitalización forzada, con un bono tabla que no formaría parte del 6% adicional y un modelo de «aporte reembolsable» (Préstamo al estado) con garantía estatal de un 2%.
El gobierno sigue arrodillado ante los grupos económicos y la derecha, negociando en una lógica de dejar un legado para el olvido, creando a través de indicaciones al proyecto original una rareza mundial en el sistema de pensiones. Al presidente Boric se le olvida que, incluyendo a la PGU y las pensiones autofinanciadas, el 70% de los trabajadores y trabajadoras de nuestro país recibe una jubilación por debajo del sueldo mínimo. Además, olvida o no sabe que a quienes trabajan cuarenta años continuos se les entrega una pensión autofinanciada de un tercio de la remuneración obtenida como promedio en los últimos 10 años de trabajo. El modelo de pensiones de José Piñera, hermano del ex presidente Piñera, es un Mercedes Benz con un depósito de combustible totalmente roto.
Necesitamos como país una nueva fuerza política, social y popular que logre cambiar el Estado para derrotar a los ultraricos, las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFPs), la derecha y el progresismo neoliberal. No hay otra forma posible de poder construir un verdadero sistema de seguridad social que entregue pensiones razonables para una buena jubilación a quienes trabajamos en nuestra patria. Estamos en presencia de una burla masiva donde los únicos beneficiados serán las familias que se hicieron multimillonarios con las cotizaciones de nuestros compatriotas, utilizando nuestras platas como caja chica. Las AFPs podrán cambiar o mantener el nombre con la reforma, pero el abuso, la expoliación y la enajenación de nuestro trabajo van a continuar.