Durante años, los usuarios creyeron que tenían el control sobre sus feeds. La promesa de un mundo hiperconectado parecía brindar un tipo de libertad total para acceder a información sin restricciones. Sin embargo, con el tiempo, las plataformas ajustaron sus algoritmos, modificando lo que cada persona veía, sin que esta siquiera lo notara. De repente, las tendencias ya no reflejaban la realidad, sino un mapa cuidadosamente diseñado por aquellos que manejaban los hilos invisibles de la información.
Karl Marx advertía que la infraestructura económica determina la superestructura ideológica, es decir, que quienes poseen los medios de producción también controlan las ideas dominantes. En la era digital, el capital ya no se limita a fábricas y mercancías tangibles; ahora, la materia prima es la información, y su producción, distribución y consumo están centralizados en manos de grandes corporaciones. No es casualidad que lo que aparece en el timeline de una red social no dependa del usuario, sino de un cálculo minucioso sobre qué contenido debe ser visible y cuál debe permanecer en las sombras.
Michel Foucault, por su parte, señalaba que el poder no se ejerce solo mediante la represión, sino a través del saber y la disciplina. En este nuevo panóptico digital, no hace falta prohibir ni censurar abiertamente; basta con dirigir la atención hacia ciertos temas, desviar otras discusiones y producir una sensación de libertad ilusoria.Como en las antiguas cárceles diseñadas para la vigilancia total, los usuarios se observan y corrigen entre sí, reforzando las normas establecidas sin que una figura autoritaria tenga que intervenir. La autocensura se convierte en un mecanismo natural del sistema.
Narrativa y ejercicio político
Si la política es el espacio donde se disputan los significados y las decisiones colectivas, entonces el control de la narrativa es su principal campo de batalla. Gobernar ya no consiste solo en administrar recursos o promulgar leyes, sino en producir la percepción de lo posible y lo imposible. El ejercicio político se redefine bajo estas reglas: una acción solo es viable si se instala como legítima en el imaginario social.
Por eso, los movimientos políticos contemporáneos no solo luchan por demandas concretas, sino por la posibilidad misma de que esas demandas sean concebidas como reales o legítimas. Las grandes corporaciones, los estados y los medios ya no necesitan prohibir discursos opositores de manera directa; les basta con relegarlos a los márgenes, clasificarlos como extremistas o irrelevantes, o diluirlos en un océano de información descontextualizada.
Aquí es donde el pensamiento de Marx y Foucault se cruzan. Si el primero advertía sobre la ideología como un mecanismo de control, y el segundo analizaba cómo el poder se infiltra en los discursos, podemos entender que la política contemporánea no es solo una lucha por recursos o derechos, sino por la hegemonía del sentido. No basta con ganar elecciones, sino con ganar la interpretación de los hechos. No es suficiente con protestar, sino con hacer que la protesta sea legible dentro del sistema de significados dominante.
En este escenario, el desafío político no es solo resistir el control de la información, sino construir narrativas capaces de perforar el orden discursivo impuesto. Pero, ¿cómo se desafía un sistema que ya no reprime, sino que absorbe y redefine el disenso?
El juego no ha terminado, solo ha cambiado de reglas. Ahora no es necesario prohibir ideas incómodas; basta con hacer que sean invisibles, irrelevantes o reemplazarlas por otras más funcionales. La hegemonía no se impone por la fuerza, sino por la administración de la atención y la producción de verdades. Y en este nuevo terreno, el ejercicio político no es solo disputar el poder, sino disputar la posibilidad misma de pensar alternativas.
Referencias
Foucault, M. (1980). Microfísica del poder. Ediciones La Piqueta.
Foucault, M. (1975). Vigilar y castigar: Nacimiento de la prisión. Siglo XXI Editores.
Zuboff, S. (2019). La era del capitalismo de vigilancia: La lucha por un futuro humano frente a las nuevas fronteras del poder. Paidós.Marx, K., & Engels, F. (1845/2000). La ideología alemana. Ediciones Akal.