En vista y consideración de todo lo que está ocurriendo en Estados Unidos, se hace necesario empezar a conversar y tomar decisiones sobre la migración; tomando en consideración los resguardos, derechos y necesidades tanto de las personas como del país.
En Chile, desde hace dos períodos presidenciales que ya se instaló la migración tanto en la agenda política como en los noticieros y en la opinión pública. Independiente de quienes hayan hecho más o menos por regular este fenómeno, es algo que está ocurriendo a nivel mundial. Pero hay que considerar lo siguiente: Estados Unidos, con el bolsillo infinito que tiene, si no ha sido posible frenar la migración irregular ¿Creen que en esta larga franja de tierra se pueda hacer algo? Pues se puede, pero no las soluciones postapocalípticas o distópicas que proponen ciertas corrientes de pensamiento del país.
Irse a otro lugar para buscar un mejor estilo de vida es algo que la humanidad ha realizado desde que éramos tribus recolectoras y cazadoras. Los pájaros migran, los peces migran, los humanos migran. Acéptenlo y avancen, si estás donde estás es porque migraste o alguien migró por ti, ya sea un ancestro o simplemente algún progenitor se atrevió a irse a un lugar ajeno a sus costumbres, y allí está uno de los grandes problemas que no se ha hablado: la recepción cultural.
Los valores patrios, o valores nacionales, nacen de procesos históricos, culturales y sociales. Entre guerras de independencias, nuestra bandera, himno y baile nacional (símbolos nacionales), van construyendo una unidad social, una cohesión y una identidad. La crean, pero las personas encargadas de mantenerla son otros agentes: Los colegios, los medios de comunicación, artistas y gestores culturales. La familia se encarga de heredarla a sus futuras generaciones, junto con los valores propios, pero son estos otros agentes los encargados de asegurar esta presencia de “lo nacional”.
Si en la parrilla de los medios de comunicación no hay un apartado para poner en valor las expresiones nacionales ¿cómo se mantiene su identidad? Si por ejemplo las mismas personas no asisten a las salas de teatro o a lanzamientos de libros ¿cómo se va a mantener la identidad cultural? Hace poco se viralizó en redes sociales que el tostador es para el pan y no para las arepas, bueno, el tostador, invento chileno, es un artefacto cultural ¿Se promociona o se cuida? No. Si no es hasta que se ve amenazado no se hace nada por ello. Y así con las distintas disciplinas artísticas; cantautores, escritores, pintores, artistas del teatro y de la danza y artesanos y artesanas son las y los encargados de preservar las formas, porque la cultura defiende la forma y “el cómo” “¿Cómo se calienta al pan en Chile? Con el tostador”, “¿Cómo se celebran la independencia? Con una semana de feriados”. Y son las artes y los gestores culturales los encargados de preservar los valores patrios, ya que mantienen viva la identidad de un territorio.
Recopilar tradiciones orales y/o rituales mediante la escritura o artesanías. Diseñar programas que vinculen el arte y a identidad, museos, bibliotecas y centros culturales custodian los símbolos patrios (materiales e inmateriales). Festivales y conmemoraciones revitalizan las tradiciones. Las y los artistas contemporáneos fusionan lo tradicional con lo moderno, el folclore evita que las tradiciones se vuelvan solo un espectáculo turístico, las plataformas digitales pueden difundir culturas. Las artes materializan los valores patrios, mientras los gestores culturales protegen y contextualizan ese legado. Juntos, evitan que la identidad se pierda, adaptándola a nuevos tiempos sin borrar sus raíces, pero si no apoyamos lo local ¿Entonces cómo?
Es importante tener todo esto en consideración ya que los valores no son estáticos, se adaptan con el tiempo mediante consenso social y evolución, por ello, y ante la migración, el cual es un proceso normal e histórico, es clave integrar la migración en un marco cultural definido y dinámico, un intercambio con raíces firmes. En Mexico, la “Casa de la Cultura de San Luís Potosí” integra talleres de danza árabe y huapango en un mismo espacio, en España el barrio de Lavapiés (Madrid) gestiona festivales que celebran el flamenco con el afrobeats, en Colombia, el Carnaval de Barranquilla incluye ritmos africanos e indígenas, reforzando la identidad mestiza. La migración no es una amenaza para los valores patrios, sino una oportunidad para reafirmarlos desde la adaptabilidad, un equilibrio entre memoria y futuro.
La cultura es el alma de un pueblo: visita un museo, asiste a una obra de teatro, compra arte local o asiste a algún local a escuchar a cantautores nacionales ya que la cultura no se protege negando al otro, sino celebrando lo propio hasta que nadie pueda ignorarlo.